Damos mucha importancia al orgasmo dentro de una relación sexual, utilizando el término “acabar” para referirnos a que se ha llegado al orgasmo, como si éste fuera el objetivo final de la relación.
Pero la realidad es que el orgasmo no es la meta de un encuentro sexual. El objetivo del sexo es disfrutar, pasarlo bien, darnos placer, conectar... y para ello no es indispensable llegar al orgasmo.
Precisamente, uno de los motivos más frecuentes por los que no podemos llegar al orgasmo es tenerlo como punto final de la relación y presionarse para tener que llegar a él. Otros factores que pueden dificultar el orgasmo son la falta de conocimiento del propio cuerpo o la falta de comunicación con nuestra pareja sexual; la dificultad para conectar y estar presente en el aquí y ahora; una dinámica de relación sexual coitocentrista, el estrés, etc.
Por lo tanto, debemos tener claro que el orgasmo NO es un marcador de tiempos. Si tienes un orgasmo genial, aunque esto no indica que tengas que terminar el encuentro sexual si se tienen ganas de seguir. Y si no ha habido orgasmo, pero ya no te apetece continuar, está también genial si has disfrutado del camino.
Así que no debemos presionar a nuestra pareja sexual para que tenga un orgasmo, no podemos hacerle sentir que necesitamos su orgasmo e insistir en conseguirlo, porque sólo estaremos poniendo más peso sobre la otra y podemos terminar provocando que lo finja para satisfacernos.
Tendremos un orgasmo cuando nuestro cuerpo y nuestra mente tengan las condiciones idóneas y estén preparadas.
¿Cuáles podrían ser algunas de las condiciones para llegar al orgasmo, aparte de que no sea la meta final?
¿Cómo llegar al orgasmo?
Encontrarnos en un espacio cómodo y agradable que nos permita sentirnos relajadas y soltarnos.
Sentir que nuestra pareja sexual es un entorno de seguridad, una persona con la que nos podemos comunicar y hablar sobre nuestras preferencias sexuales, y poder guiarnos mutuamente si es necesario (para ello, por eso, necesitaremos un buen autoconocimiento sexual).
Tener los 5 sentidos centrados en la situación erótica, centrar la atención en el momento, en cada caricia y cada sensación. Puede ayudar poner de fondo una música estimulante, unas velas aromáticas...
Tomar una actitud de egoísmo responsable, es decir, entender que cada uno debe hacerse cargo de su propio placer, pero sin olvidar a la persona con la que estamos compartiendo el momento.